SIMPLEZA
El Santo, Bendito sea, gana las batallas gracias a la gente simple que recita Salmos con simpleza y no a través de aquellos que utilizan sofisticados métodos.
Cierta vez un rey salió de cacería (nevlavi) [vestido] como un hombre común, para tener así libertad de movimiento. De pronto se desató una gran tormenta, como un diluvio. Los ministros [que lo acompañaban] corrieron a guarecerse en todas direcciones y el rey corrió un gran peligro. Buscó [algún refugio] hasta que encontró la choza de un campesino. El hombre invitó al rey y le ofreció un poco de avena (graetz).
Encendió la estufa y dejó que el rey durmiese en el jergón (pieklik).
Esto fue algo muy dulce y agradable para el rey. Estaba tan cansado y exhausto que le pareció como si nunca hubiese experimentado algo tan placentero.
Mientras tanto, los ministros del reino comenzaron a buscar al rey hasta que lo encontraron en esa cabaña en donde vieron al rey durmiendo. Le pidieron entonces que retornase al palacio con ellos.
“Ustedes ni siquiera intentaron rescatarme”, dijo el rey.
“Cada uno corrió para salvar su propia vida. Pero fue este campesino quien me rescató. Aquí pude disfrutar de la experiencia más agradable. De modo que será él quien me lleve de regreso con estas prendas, en su carreta. Y será él quien se sentará conmigo en mi trono”.
El Rabí Najmán concluyó diciendo que se dice que antes de la llegada del Mesías habrá una gran inundación. (La gente será inundada por el ateísmo.) No será una inundación de aguas sino de inmoralidad. Ella cubrirá todas las altas montañas incluso en la Tierra Santa adonde ni siquiera las aguas del diluvio original pudieron alcanzar. Pero esta vez vendrá con tanta fuerza que las aguas salpicarán por sobre la tierra. Esto significa que tendrá efecto incluso en los corazones virtuosos.
No habrá manera de combatir esto mediante la sofisticación.
Todos los ministros reales serán dispersados y el reino entero dejará de estar firme sobre sus cimientos. Los únicos que podrán soportarlo serán los Judíos simples que recitan los Salmos con simpleza. Y cuando llegue el Mesías, serán ellos los que colocarán la corona sobre su cabeza.
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