Había una vez un rey que era un gran astrólogo. Un año vio en las estrellas que si el trigo no era cosechado antes de cierto momento, toda la cosecha se arruinaría. Vio también que no quedaba mucho tiempo.
Se le ocurrió la idea de darles a los trabajadores todos los placeres y cubrirles todas sus necesidades de manera que tuviesen la mente libre como para trabajar día y noche y así terminasen la cosecha antes del tiempo límite.
Pero los trabajadores tomaron lo que el rey les envió y disfrutaron de ello tan intensamente que se olvidaron del trabajo de la cosecha. Llegó el tiempo y el trigo no fue cosechado, de manera que se arruinó por completo.
La gente no sabía qué hacer y comprendieron que el rey estaría terriblemente enojado con ellos.
Un sabio tuvo una idea. Al rey le gustaba mucho cierta clase de ave. Si podían llevarle uno de esos pájaros, sentiría tanto placer en ello que los perdonaría de todo. Pero era muy difícil capturar ese pájaro pues habitaba muy alto y ellos no tenían escaleras y no había tiempo como para conseguir una.
Nuevamente el sabio tuvo una idea. Dado que ellos eran muchos, uno podía pararse sobre los hombros del otro haciendo una escalera humana hasta alcanzar al pájaro.
Les gustó la idea pero comenzaron a disputar entre ellos, pues cada uno quería estar en la cima. El tiempo pasó en estas discusiones hasta que el pájaro se voló de allí. De modo que el rey siguió enojado con ellos por haber sido negligentes con la cosecha de trigo a su debido momento.
La idea es que el Santo, Bendito sea, creó al hombre y le dio toda clase de placeres de manera que pudiese “cosechar el grano” antes de ser dañado a través de impurificar el pacto de Abraham (pegam ha-brit). De esa manera la gente podría servir al Santo, Bendito sea, con una mente clara. Pero fueron negligentes con ello debido a su placer y disfrute hasta que llegaron a olvidar el grano y permitieron que sus mentes se arruinasen. Sin embargo, aún había esperanzas a través del pájaro, que es el tzadik, dado que mediante él todo puede ser perdonado. Pero entonces hubo discusiones y conflictos, pues cada uno quería estar en la cima. De modo que eso les impidió unirse al tzadik.
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