miércoles, 28 de diciembre de 2011

Ánimo

    El Rebe animaba constantemente a todos aquellos que se acercaban a él lamentándose sobre cuán lejos se encontraban de la verdadera plegaria y cuán difícil les era orar. Los animaba y los confortaba de todas las maneras posibles de modo que no se descorazonaran.
    Él solía decir, “La persona puede encontrar consuelo y alegría en el simple hecho de que es digna de decir las palabras del servicio.”
    Cierta vez escuché al Rebe hablar con un hombre simple, quien encontraba difícil orar con sentimiento. El Rebe le dijo que debía recitar con sentimiento sólo las plegarias preliminares, antes del Baruj SheAmar. Pues era posible que en esta encarnación (guilgul), sólo necesitase rectificar esa parte del servicio, dado que el resto ya había sido rectificado en una reencarnación previa. De modo que en esta encarnación sólo debía recitar con concentración y sentimiento las partes anteriores al Baruj SheAmar. Debía por lo tanto poner toda su fuerza y concentrarse en esa porción del servicio anterior al Baruj SheAmar.
    Una vez que hubiera logrado esto, debía considerar que ahora era la  siguiente porción del servicio la que debía rectificar, desde el Baruj SheAmar hasta Va Ibarej David. Debía entonces recitar esa porción con la mayor concentración y sentimiento.
    Es posible continuar de esta manera a través de todo el servicio.
    En general entonces, no es necesario confundirse tratando de perfeccionar todo el servicio de una sola vez. Se debe más bien hacer el esfuerzo de decir al menos un poco con la concentración adecuada. Obviamente, siempre es posible concentrarse en una sección pequeña del servicio. Entonces poco a poco, uno puede agregar otras porciones.
(Likutey Moharán, II 121)

    En otra parte de los escritos del Rebe, se explica que en la mayoría de los casos uno no puede recitar de manera apropiada todo el servicio, sino sólo una pequeña parte de él. Esto se debe a que cada persona sólo puede recitar de manera apropiada la parte del servicio que se relaciona con su estado espiritual. Así, “hay amos de las manos y amos de los pies” (Tikuney Zohar 18).
    Dado que cada persona puede concentrarse en la porción del servicio que se relaciona con su estado espiritual, uno no debe desanimarse si encuentra que sólo puede concentrarse en una pequeña porción del servicio. Es posible a veces tener una buena concentración y  sentir de pronto que ella se quiebra y no poder continuar con un servicio apropiado, no importa cuánto lo intente. Esta es a veces la manera en que las cosas deben ser, tal como se trató.
    Por lo tanto, en tal caso, uno debe hacer el esfuerzo de recitar el resto del servicio con absoluta simpleza. Con esto, el Santo, bendito sea, le ayudará a despertar de modo que sea capaz de recitar el resto del servicio con la atención apropiada.
    Y si no es digno de un despertar espiritual durante el servicio, lo que está hecho está hecho. Luego podrá tratar de recitar un Salmo u otra plegaria opcional con la apropiada concentración.
    Toda persona es consciente de sus propias fallas. Debe por lo tanto comprender que se encuentra muy lejos del concepto de la plegaria, la cual se halla en un plano muy, muy elevado. ¿Cómo será digna de tan elevado nivel de servicio?
    Por lo tanto, cada persona debe hacer su parte. Debe recitar las palabras del servicio con absoluta simpleza, prestando cuidadosa atención a lo que está diciendo. En la mayoría de los casos, automáticamente comenzará a lograr la concentración y conciencia apropiadas.
    El Rebe afirma en otra parte, que la persona debe fortalecerse en la plegaria incluso cuando no es digna de orar con la unión espiritual necesaria y aunque sus plegarias no sean fluidas. En un momento así, deberá fortalecerse en la oración, con toda su energía y con toda su concentración. Y cuando llegue a ser digno de orar con la unión espiritual y la fluidez necesarias, podrá entonces elevar todas las otras plegarias, juntamente con aquella que recita de la manera apropiada.
    Este hecho se encuentra aludido en las palabras de Moshé, “Yo oré a D” en ese  tiempo, diciendo...” (Deuteronomio 3:23). Moshé estaba diciendo, “Yo le rogué al Santo, bendito sea, en todo momento, con unión espiritual o sin ella. Pero ‘en el tiempo de decir’, cuando fui digno de la plegaria con unidad espiritual y fluidez, fui capaz de elevar juntamente con aquellas plegarias en las cuales logré la apropiada concentración, incluso aquellas que recité de manera inapropiada.”
    En otro lugar, dice el Rebe que las plegarias de la persona se encuentran a veces vacías de entusiasmo y de sentimiento. En tales momentos, uno debe despertar sus propias emociones y hacer que las palabras ardan como fuego en su corazón.
    Una persona  puede a veces provocarse al punto de llegar a la  ira. Es como dice la gente, “Él  montó en cólera.” Uno debe hacer lo mismo durante la plegaria y ser como la persona que “monta en cólera”. Uno debe provocarse a sí mismo y evocar aquellas emociones y sentimientos dentro de su plegaria.
    Es posible que al principio este entusiasmo pueda ser forzado, pero eventualmente llegará  a ser real. Parecerá que el corazón se inflama con la alabanza al Santo, bendito sea, y la persona será digna de experimentar la verdadera plegaria.

domingo, 18 de diciembre de 2011

“¿Dónde está el centro del universo?”

(Bejorot 8b) 
1. Debes saber que existe una luz más elevada que el Nefesh, el Rúaj y la Neshamá (el alma inferior, el espíritu y el alma superior). Ésa es la luz del Infinito, bendito sea. Y aunque el intelecto no puede aferrar esa luz, sin embargo, la mente corre constantemente tras ella. Al llevar a cabo las mitzvot con alegría, la persona se hace digna de comprender esa luz a través de la combinación de “perseguir y limitarse”, de modo que simultáneamente “la alcanza y no la alcanza”. “De esa manera, se forman Nueve Cámaras que no son luces ni espíritus ni almas. No hay nadie que pueda comprenderlas... no es posible aferrarlas ni conocerlas” (Zohar I, 65a). ¡Feliz la persona digna de que su pensamiento corra detrás de esos conceptos, aunque el intelecto no pueda aprehenderlos debido a que no son alcanzables ni posibles de conocer! Esa percepción es el objetivo final de todo, tal cual está descrito en la enseñanza, “La culminación de todo conocimiento es saber que no sabemos nada”.

2. Al cumplir con las mitzvot con alegría, la santidad alcanza su plenitud y se eleva la vitalidad y la santidad atrapada en las fuerzas de la impureza. Por lo tanto, al realizar una mitzvá con alegría, se eleva a la Presencia Divina desde las fuerzas de la impureza. 
3. Es necesario mantenerse lejos, muy lejos de la depresión, pues las fuerzas de la impureza están íntimamente ligadas a la depresión y corresponden al poder del juicio severo. Cuando prevalece la depresión ello constituye, en efecto, el exilio de la Presencia Divina, dado que la Presencia Divina es la alegría del pueblo judío, como está escrito, “Alegre madre de los niños” (Salmos 113:9). La alegría es el factor principal para neutralizar a las fuerzas de la impureza y elevar la santidad.  
4. Por medio de la ofrenda de incienso, la persona extrae la vitalidad de entre las fuerzas de la impureza y merece la alegría, como está escrito, “El incienso alegra el corazón” (Proverbios 27:9). Por lo tanto, es necesario recitar con una gran concentración el pasaje que describe la ofrenda de incienso en las plegarias de la mañana y de la tarde. Pues la ofrenda de incienso es el medio principal para elevar a todas las chispas de santidad desde las profundidades de las fuerzas de la impureza, y mediante ello se alcanza la alegría.  
5. Cuando se realiza una mitzvá, ésta tiene el poder de ir y despertar a todos los mundos al servicio a D". Consecuentemente, descienden bendiciones sobre todos los mundos - siendo el intelecto la principal bendición que fluye de arriba. Sin embargo, la forma que tome ese intelecto al descender dependerá de la voluntad en particular de la persona. Por lo tanto, aquel que esté interesado en el bienestar de su alma deberá dirigir su voluntad de la manera apropiada para atraer esa bendición de intelecto. También es necesario introducir la fe en esa bendición de intelecto, dado que, como es sabido, no se debe recurrir exclusivamente al intelecto. 

jueves, 15 de diciembre de 2011

Tu sello, tu manto y el báculo

Él respondió: “¿Qué prenda te daré?”. Y ella dijo: “Tu sello, tu manto y el báculo que tienes en la mano”. Él, pues, se lo dio y se llegó a ella; y ella concibió de él.
Qué prenda te daré... Tu sello, tu manto y el báculo
El encuentro entre Iehudá y Tamar fue el preludio al nacimiento del Mashíaj. Mashíaj mismo es  el garante del mundo entero, la garantía de que todos alcanzarán la perfección. Por lo tanto Tamar insistió en una prenda para aceptar la unión, para invocar la garantía que representaría el Mashíaj.
Las tres garantías que ella pidió contrarrestan las tres características que le impiden a la persona alcanzar la perfección. Esas características son: aquel que degrada a los demás (que es similar al asesinato), aquel que es inmoral y aquel que carece de fe. El sello representa el “sello de santidad” - el pacto, la moralidad. El manto representa el “manto de honor” - la disposición a honrar a los demás y no degradarlos. El báculo representa la fe - tal cual está representado por la vara de Moisés que fue utilizada para hacer los milagros que difundieron la fe en D”. Y esos tres objetos representan las características que llevan a la perfección y hacia el Mashíaj, quien llevará al mundo entero hacia la perfección (Likutey Halajot VII, p. 74a-148).

Qué prenda te daré... Tu sello, tu manto y el báculo
Cuando D” quiso crear al hombre, los ángeles se opusieron, argumentando que el hombre pecaría. D” entonces se aconsejó con las almas de los rectos, dado que ellos son los responsables del mundo. El alma del Mashiaj aceptó esa responsabilidad, puesto que deberá asegurarse de rectificar a todas las personas. Así, la primera mención de un garante en la Torá aparece en la historia de Iehuda y Tamar, pues su unión llevó al nacimiento del Mashiaj, quien llevará el mundo hacia la perfección.
Tamar le pidió a Iehudá que le diese como garantía el sello, el manto y el báculo. El sello representa los tefilín, el manto representa el talit/tzitzit, y el báculo es la “pluma” - es decir, los muchos libros de Torá que difunden Divinidad. A veces los Tzadikim se vuelven muy celosos en el cumplimiento de su misión; en verdad, la vida de Tamar se vio amenazada cuando Iehudá se enojó con lo que él consideraba su promiscuidad. Esas garantías representan las mitzvot que demuestran la aceptación del cumplimiento de la Torá, que los Tzadikim pueden utilizar para rectificar el mundo (Likutey Halajot VII, p. 126a).
El concepto de Mashíaj como garante de la humanidad también se refleja en el hecho de que Iehudá aceptó tomar la responsabilidad por Benjamín cuando los hermanos descendieron a Egipto (Génesis 43:9). Aquí Iehudá representa el alma del Mashíaj. Otra alusión yace en la yuxtaposición de la historia de Iosef vendido como esclavo y la historia del encuentro de Iehudá con Tamar. Como afirma el Midrash: “Las tribus estaban ocupadas vendiendo a Iosef; Iosef estaba ocupado con su saco de arpillera y el ayuno [debido a sus tribulaciones]; Rubén estaba ocupado con su saco de arpillera y el ayuno [en sus esfuerzos por arrepentirse]; Iaacov estaba ocupado con su saco de arpillera y el ayuno [por la pérdida de Iosef]; Iehudá estaba ocupado buscando una esposa; y D” estaba ocupado creando la luz del Mashíaj” (Bereshit Rabah 85:1). Debido a su santidad y moralidad, Iosef ascendió desde la esclavitud hasta llegar a ser el segundo en el gobierno de Egipto. Cuando Iosef comenzó a atraer sobre sí la santidad del Mashíaj, D” “Se ocupó” del nacimiento del Mashíaj (Likutey Halajot VII, p. 126a-127a).

lunes, 12 de diciembre de 2011

Los Límites De La Meditación

La verdadera meditación y la auto expresión delante del Santo, bendito sea, surgen cuando uno lo ha hecho al grado tal en que siente que su alma está a punto de abandonarlo y que está por morir. Y debido al gran anhelo y deseo que siente hacia el Santo, bendito sea, su alma se encuentra unida al cuerpo sólo por el espesor de un cabello.
     El Talmud habla sobre esto y dice, "La plegaria de una persona no es escuchada salvo que ponga su alma en sus manos."
     Cuando una persona medita es ayudada por el Santo, bendito sea. Puede entonces expresar sus pensamientos delante de Él tal como aquél que habla con un amigo. Uno debe acostumbrarse a conversar con el Santo, bendito sea, tal como lo haría con su maestro o con su amigo. "El mundo entero está lleno de Su gloria" (Isaías 6:3) y el Santo, bendito sea, puede ser hallado en todos lados.
(Likutey Moharán, II 99)

viernes, 9 de diciembre de 2011

Una Nueva Senda

Hay otra ventaja en el hecho de expresar nuestros propios pensamientos delante del Santo, bendito sea. Uno puede meditar también recitando súplicas y plegarias que ya han sido compuestas por otras personas. Sin embargo, todas las fuerzas que destruyen el estado meditativo se encuentran al acecho en la senda de tales plegarias. Esto se debe a que esas fuerzas son muy conscientes de tales sendas.
     Es como un camino público. Dado que los bandidos y los asesinos conocen este camino, ellos se esconden allí agazapados en espera del incauto. Pero si uno inaugura una nueva senda o viaja a través de una que aún no es conocida, ningún enemigo lo esperará allí, emboscado.
     De manera similar, cuando la persona expresa sus propios pensamientos delante del Santo, bendito sea, está tomando así un nuevo sendero, componiendo una nueva plegaria. De modo que no es probable que encuentre allí  fuerzas negativas.
     Sin embargo, uno debe también utilizar las otras plegarias y súplicas como parte de la propia meditación.
(Likutey Moharán, II 97)

jueves, 8 de diciembre de 2011

Repitiendo Una Palabra

Es muy importante meditar y expresar todos los días nuestros pensamientos delante del Santo, bendito sea.
     Si uno no puede expresarse con ninguna palabra, debe al menos decir algo y esto en sí será muy bueno también.
     Si sólo puede decir una palabra, deberá  hacerse fuerte mentalmente y repetir esa palabra una y otra vez. Puede pasar así muchos días meditando sobre esa palabra y esto en sí mismo será algo muy bueno.
      Si es persistente y repite esa palabra infinidad de veces, el Santo, bendito sea, tendrá piedad y le abrirá sus labios para que pueda expresar así sus pensamientos.
      El habla tiene un gran poder. Si uno sabe cómo usarlo, podrá dirigirle una palabra a un arma de fuego de modo que esta no dispare. Comprende esto.
     Sería algo muy grande si la persona pudiera pasar todos sus días en meditación. Sin embargo, no todos pueden hacer esto. De modo que es obligatorio que la persona pase al menos algunas horas de sus días en meditación.
     Si uno posee una mente fuerte y desea aceptar sobre sí el verdadero yugo del Santo, bendito sea, deberá pasar todo el día en meditación. Esto es algo a lo cual se alude en el dicho Talmúdico, "¡Si la persona pasase su día en plegaria!" (Berajot  21a).
(Likutey Moharán, II 96)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Salmos y Teshuvá

Si una persona desea retornar al Santo, bendito sea, debe tomar la costumbre de recitar los Salmos (Tehilim). Recitar Salmos es una práctica específica que tiene el poder de llevar a la persona de retorno hacia el Santo, bendito sea.
     Existen 50 puertas de Teshuvá. De estas, 49 son las puertas a través de las cuales cada persona puede pasar y tener acceso a lo que se encuentra detrás. La puerta 50, sin embargo, es la puerta del propio retorno del Santo, bendito sea, si así pudiera decirse. El concepto del retorno también se ve como aplicándose al Santo, bendito sea, tal cual Él dijo, "Retornen a Mí y Yo retornaré a vosotros" (Malají 3:7).
     Las 49 puertas del retorno se corresponden a las 49 letras de los nombres Hebreos de las doce tribus de Israel. De modo que cada una de estas puertas se encuentra asociada con las letras de los nombres de las tribus.
     Toda persona tiene el deseo interno de experimentar el temor al Santo, bendito sea. Pero no todos son dignos de retornar a Él. Aunque una persona experimente un despertar hacia la Teshuvá, puede no ser capaz de alcanzar la letra y la puerta que le corresponden. Más aún, aunque llegue hasta esa puerta puede encontrarla cerrada. Así, no todos son dignos de  la Teshuvá.
     Pero si la persona, aunque no tenga ningún deseo de retornar al Santo, bendito sea, se dedica igualmente a recitar los Salmos, tal deseo puede despertarse entonces en ella. Es a través de los Salmos que puede ser digna de alcanzar la puerta que le pertenece e incluso llegar a abrirla. Así, mediante el recitado de los Salmos, puede llegar a ser digna de retornar verdaderamente al Santo, bendito sea.
     Esto se encuentra aludido en un versículo (donde el Rey David se llama a sí mismo) "El varón que elevó el yugo... El dulce salmista de Israel" (Samuel II, 23:1). Dice el Talmud que David se llamó a sí mismo "el varón que elevó el yugo" porque fue él quien elevó el yugo de la Teshuvá y del retorno al Santo, bendito sea. Fue específicamente él quien elevó el concepto del arrepentimiento pues él era el "dulce salmista de Israel," quien compuso el Libro de los Salmos. Esto es porque mediante los Salmos la persona puede retornar al Santo, bendito sea. También enseña el Talmud que el Rey David era un Tzadik tan grande que nunca hubiera llegado a tener relaciones con Batsheva. El Santo, bendito sea, permitió que ello le sucediera sólo para enseñarle a cada individuo cómo hacer Teshuvá.
     De modo que el Rey David fue en sí mismo un paradigma del arrepentimiento. Sin embargo, el método más importante que instituyera el Rey David para el arrepentimiento fue precisamente el Libro de los Salmos. Este Libro fue compuesto con tal espíritu e iluminación que cada persona puede encontrarse a sí misma en ellos. Es por ello que al recitar los Salmos la persona puede llegar a ser digna de retornar al Santo, bendito sea.
     Como hemos visto, las 49 puertas del retorno son paralelas a las 49 letras de los nombres de los hijos de Iaacov, los que dieron origen a las doce tribus de Israel. La purificación más importante de las doce tribus, allí donde obtuvieron acceso a las 49 puertas del arrepentimiento,  tuvo lugar en Egipto.
     En hebreo Egipto es conocido como Mitzraim. El nombre Mitzraim está asociado con la palabra metzar, que significa "estrechez de garganta," lo cual está relacionado con el concepto de la clase más elevada de Teshuvá (Teshuvá Ilaa).
     Es por este motivo que luego de ser purificados en Egipto y así ser capaces de salir, los Judíos debieron contar 49 días hasta recibir la Torá en el monte Sinaí. Estos son los 49 días del Omer, que es paralelo de las 49 letras y de las 49 puertas del retorno, tal cual hemos  tratado.
     Fue entonces que en el día 50 del éxodo, "D” descendió sobre el monte Sinaí" (Éxodo 19:20). Esto incluyó el concepto respecto al cual el Santo, bendito sea, dijo, "Yo retornaré a vosotros" (Malají 3:7). Este es el retorno del Mismo Santo, bendito sea, si así pudiera decirse, la 50 puerta del retorno.
      De aquí se aprende que es posible, mediante los Salmos, llegar a ser dignos del arrepentimiento. Esto es algo que se encuentra aludido en las palabras, "Estos son los nombres de los hijos de Israel." Las 49 puertas del retorno son un paralelo de las 49 letras de los nombres de los hijos de Israel, quienes bajaron a Egipto  para ser purificados.
     Vemos por  lo tanto que en épocas de arrepentimiento, tales como durante el mes de Elul y los Diez Días de Teshuvá, es costumbre entre lo Judíos recitar los Salmos. Como hemos dicho, recitar Salmos es una práctica específica que puede llevar a la persona hacia el verdadero arrepentimiento. De modo que es algo muy grande recitar constantemente los Salmos. Los Salmos pueden ser fuente de un tremendo despertar hacia el Santo, bendito sea. Feliz de aquel que sigue este método.
                                                         (Likutey Moharán, II 73)

martes, 6 de diciembre de 2011

Volver a Él

Mucha gente no tiene idea de cómo alcanzar la puerta del arrepentimiento por lo cual retornar al Santo, bendito sea. Recitando los Salmos es posible alcanzar la puerta del arrepentimiento que pertenece a su alma.
(Likutey Etzot, Teshuvá 32)
     De las palabras del Rebe se desprende que las 49 puertas de las que habla, son 49 maneras de retornar al Santo, bendito sea. De acuerdo a la raíz del alma de cada persona, ella tiene una senda específica y un específico servicio a través del cual puede retornar al Santo, bendito sea. Esto está tratado por el Rebe, en su explicación de la enseñanza, "[El hombre en este mundo] es como la persona viajando en la oscuridad de la noche... Que no sabe que senda tomar." El Rebe explica allí que no todas las personas son dignas de encontrar el sendero particular que se relaciona con la raíz de su alma.
    El Rey David clamaba respecto a esto, "¿Cómo podrá el joven mantener puro su sendero? Sólo guardando Tu palabra." (Salmos 119:9). El Rabí Najmán reveló que a través del recitado de los Salmos el Santo, bendito sea, le otorgará la sabiduría, la comprensión y el conocimiento para permitirle encontrar la senda específica que le pertenece de acuerdo a la raíz de su alma. Sabrá entonces qué es lo que debe hacer para retornar con plenitud al Santo, bendito sea.
(Likutey Halajot, Kriat Shema 5)
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Santo, bendito sea. Recitando los Salmos es posible alcanzar la puerta del arrepentimiento que pertenece a su alma.
(Likutey Etzot, Teshuvá 32)
     De las palabras del Rebe se desprende que las 49 puertas de las que habla, son 49 maneras de retornar al Santo, bendito sea. De acuerdo a la raíz del alma de cada persona, ella tiene una senda específica y un específico servicio a través del cual puede retornar al Santo, bendito sea. Esto está tratado por el Rebe, en su explicación de la enseñanza, "[El hombre en este mundo] es como la persona viajando en la oscuridad de la noche... Que no sabe que senda tomar." El Rebe explica allí que no todas las personas son dignas de encontrar el sendero particular que se relaciona con la raíz de su alma.
    El Rey David clamaba respecto a esto, "¿Cómo podrá el joven mantener puro su sendero? Sólo guardando Tu palabra." (Salmos 119:9). El Rabí Najmán reveló que a través del recitado de los Salmos el Santo, bendito sea, le otorgará la sabiduría, la comprensión y el conocimiento para permitirle encontrar la senda específica que le pertenece de acuerdo a la raíz de su alma. Sabrá entonces qué es lo que debe hacer para retornar con plenitud al Santo, bendito sea.
(Likutey Halajot, Kriat Shema 5)
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