lunes, 12 de diciembre de 2011

Los Límites De La Meditación

La verdadera meditación y la auto expresión delante del Santo, bendito sea, surgen cuando uno lo ha hecho al grado tal en que siente que su alma está a punto de abandonarlo y que está por morir. Y debido al gran anhelo y deseo que siente hacia el Santo, bendito sea, su alma se encuentra unida al cuerpo sólo por el espesor de un cabello.
     El Talmud habla sobre esto y dice, "La plegaria de una persona no es escuchada salvo que ponga su alma en sus manos."
     Cuando una persona medita es ayudada por el Santo, bendito sea. Puede entonces expresar sus pensamientos delante de Él tal como aquél que habla con un amigo. Uno debe acostumbrarse a conversar con el Santo, bendito sea, tal como lo haría con su maestro o con su amigo. "El mundo entero está lleno de Su gloria" (Isaías 6:3) y el Santo, bendito sea, puede ser hallado en todos lados.
(Likutey Moharán, II 99)

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