martes, 8 de noviembre de 2011

Los Salmos y el Aliento Divino

Leer los Salmos es algo muy grande, es como si el mismo Rey David los estuviese recitando.
    El Rey David escribió los Salmos con Inspiración Divina (Ruaj HaKodesh), con el Divino Aliento.
    Este Divino Aliento aún se encuentra en las palabras de los Salmos. Cuando los recitas, tu propio aliento despierta el Divino Aliento de estas palabras. Cuando dices los Salmos es como si el mismo Rey David los estuviese cantando.
    Lo mejor para una persona enferma es confiar solamente en el Santo, bendito sea. Debe confiar en que el recitado de los Salmos le será de ayuda.
    La fe es un soporte y un bastón.
    Uno se apoya y depende del Santo, bendito sea, de la misma manera en que uno se apoya en una caña o en un bastón.
    Dijo el Rey David, “D" ha sido mi bastón” (Salmos 18:19). Él podía apoyarse en el Santo, bendito sea, como en un soporte material.
    Está escrito, “Si se levantare y anduviere afuera apoyado en su bastón, entonces será libre” (Exodo 21:19). Uno es curado mediante el bastón de la fe.
    También está escrito, “Y un bastón saldrá del tronco de Ishai” (Isaías 11:1). Este versículo habla del Mesías que descenderá de David. (Él tendrá el bastón curativo de la fe.)
    También está escrito, “El aliento de nuestras narices, el Mesías de D” (Lamentaciones 4:20). (El bastón de la curación surgirá del Aliento Divino que el Rey David ha insuflado en los Salmos.)
    Está escrito respecto a los tiempo Mesiánicos, “Se sentarán aún en las plazas de Jerusalem ancianos y ancianas, cada cual con su bastón en la mano” (Zacarías 8:4).
    De este versículo aprende el Talmud que en la era Mesiánica los Tzadikim resucitarán a los muertos (Pesajim 68a). El bastón que empuñen será aquel de Elishá, utilizado para resucitar al hijo de la Shunamita. Está escrito, “Y pondrás el bastón sobre el rostro del niño” (Reyes II, 4:31). (Este es el bastón curativo de la fe.)
    El invierno corresponde a la preñez y el verano al nacimiento.
    En el invierno todas las plantas y hierbas parecen como muertas. Sus fuerzas se disipan y se asemejan a los muertos. Pero cuando llega el verano, despiertan y vuelven a la vida.
    Está escrito, “E Itzjak salió a meditar (suaj) en el campo” (Génesis 24:63). Enseña el Talmud que esta meditación no era otra cosa que la plegaria (Berajot 26b).
    Cuando el verano comienza a aproximarse es muy bueno salir a meditar en los campos. Este es un tiempo en el que puedes orar al Santo, bendito sea, con anhelo y nostalgia.
    Meditación y plegaria se dicen SIJah. Un arbusto del campo se llama SIaJ.
    Cuando los arbustos del campo (SIaJ) comienzan a volver a la vida y a crecer, todos anhelan ser incluidos en la plegaria y en la meditación (SIJah).
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #98)

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