viernes, 25 de noviembre de 2011

Esav alzó la voz y lloró

27:38      Esav le dijo su padre, “¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío”. Y Esav alzó la voz y lloró.
La capacidad de Esav para dañar al pueblo judío proviene de las lágrimas que derramó cuando perdió la bendición. Nosotros, a su vez, debemos clamar y llorar para anular el poder de esas lágrimas.
 (Likutey Moharán II, 30).
Esaú lloró
Existe un poder de atracción y un poder de repulsión. D” es el poder de atracción, como en “Llévame tras de Ti” (Shir Hashirim 1:4). Las fuerzas del mal son el poder de repulsión, manteniendo a la gente alejada de D”. Cuando Esav lloró, atrajo para sí el poder de D”, el “poder de atracción” e Itzjak lo bendijo. Entonces Esav se dio vuelta y llevó ese poder hacia el mal, produciendo la destrucción del Templo y el sufrimiento de los judíos en el exilio
 (ver Likutey Moharán I, 70) (Likutey Halajot III, p. 360).
Esav lloró... mas cuando seas agraviado, romperás su yugo de sobre tu cuello
El llorar de Esav representa la depresión, pues las lágrimas son algo en exceso del cuerpo y el exceso es un paralelo de la depresión. En el segundo versículo (Bereshit 27:40), Rashi traduce tarid (agraviado) como angustia, depresión. Esos dos versículos están conectados, implicando que Esav podrá liberarse del yugo de Iaacov y ascender en importancia cuando genere depresión en la vida del pueblo judío. Los judíos pueden contrarrestar las lágrimas de Esav mediante sus propias lágrimas clamando por la cercanía de D”. Por lo tanto debemos llorar por la destrucción del Templo, porque esta expresión de nuestra voluntad de servir a D” en Su Casa despierta la compasión y el favor Divino, atrayendo sobre nosotros la Providencia y las bendiciones de D”  (Likutey Halajot VII, p. 238-120a-240).

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