martes, 11 de octubre de 2011

Lavado de las vestiduras reales

El Rabí Jaim de Volozhin (Ruaj Jaim, Avot 3:1) cita Shabat 125b, el cual presenta una parábola de un rey que prestó sus vestiduras a dos grupos de hombres. Uno de ellos en forma descuidada devolvió las ropas del rey manchadas, percudidas y descoloridas. Los hombres sabios, por el contrario, devolvieron todo en mejores condiciones de las que las habían recibido. Las vestiduras reales fueron lavadas y llevadas a un blanco resplandeciente, y las insignias reales lustradas hasta alcanzar un brillo deslumbrante. El Talmud concluye que también D”, le presta a cada ser humano un  fragmento de su gloria, un alma celestial. Los necios mancillan sus almas con las manchas de la trasgresión, mientras que los sabios las lustran con mitzvot. En el día de la rendición de cuentas los transgresores serán convocados al juicio por deslucir su alma Divina, y serán sometidos a la consiguiente rendición de cuentas por haber dejado de enaltecerse.

                                                                              Rabí Avrohom Jaim Freuer

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